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Licenciada en Ciencias de la Comunicación (Periodismo) por la Universidad de Sevilla en 1994, estoy especializada en temas económicos. Doctorado: La información en prensa, radio y televisión. Facultad de CC. Comunicación. Universidad de Sevilla (1994-1996) Experta Universitaria en Protocolo y Relaciones Institucionales por la UNED (2003-2004). IDIOMAS: Inglés (First Certificate) Durante nueve años (2000-2009) he sido responsable del Área de Comunicación, así como de todas las Publicaciones y del Centro de Documentación del Consejo Económico y Social de Andalucía (Junta de Andalucía), contando con gran experiencia en Dirección de Comunicación, Comunicación Corporativa y Relaciones con los Medios de Comunicación, Organización de eventos y Protocolo Institucional. Del mismo modo, fui Jefa de Redacción de la Revista Andalucía Económica entre 1996 y 1999 y Redactora de El Correo de Andalucía en las secciones de Política, Economía, Sevilla y Cultura entre los años 1993 y 2000. En la actualidad, trabajo en el Servicio Andaluz de Empleo, en el equipo de comunicación de Sevilla.

sábado, 1 de octubre de 2011

EDUCACIÓN Y RESPETO

Los profesores españoles trabajan más horas que sus homólogos en la Unión Europea y los de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Así se desprende del informe Panorama de la Educación 2011, elaborado por la UE. Al mismo tiempo, España se sitúa por detrás de la media europea en inversión, con un gasto público en educación del 4,6% del PIB en 2008 (frente al 5,4% de la UE y de la OCDE), aunque en los últimos ocho años este concepto haya crecido más en nuestro país que en los otros dos ámbitos de referencia.

Desprestigiado por ciertos círculos políticos, el informe nace en medio de los polémicos recortes de plantillas e inversión en materia de educación en ciertas Comunidades Autónomas, como Castilla-La Mancha o Madrid, y del inicio del curso escolar bajo el ruido de las movilizaciones del profesorado. El clima de crispación social es más que preocupante y lo es porque se está echando por tierra el importantísimo papel que el profesorado tiene dentro de la sociedad, ahondando más si cabe en el desprestigio que el oficio acumula desde hace años. Esta infravaloración es acompañada de la pérdida del respeto que la figura del docente debe tener en el conjunto social. No es sólo ya una cuestión de formalismos (la sustitución del usted por el tú) lo que ha despojado al profesorado de ese respeto secular que merecen, sino un conjunto de circunstancias y comportamientos que han terminado por restarle el papel esencial y protagonista para la sociedad que antes desarrollaban.

La educación la aprendemos en nuestro entorno familiar y es precisamente ahí donde comienza el desprestigio del papel del profesorado, debido a las constantes faltas de respeto a su figura por parte de los progenitores, delante incluso de sus hijos y de los alumnos. Y si en nuestro propio ámbito no nos educan en ese respeto a una figura tan esencial para la sociedad como es la del maestro o profesor, ¿cómo vamos a pedir que la sociedad en su conjunto valore lo que supone su labor para la vida de cada uno de nosotros?

Si recurrimos al DRAE, todo está claro: profesor/a es la persona que ejerce o enseña una ciencia o arte; y maestro/a, la que enseña una ciencia, arte u oficio, o tiene título para hacerlo. Efectivamente, los docentes nos enseñan, nos instruyen, nos aportan los conocimientos básicos para desenvolvernos socialmente en nuestro entorno, en el mundo. Nos enseñan a leer y a escribir -algo esencial-, a pronunciar, nos dotan de conocimiento, habilidades, capacidades, todas las herramientas imprescindibles para desenvolvernos a lo largo de toda nuestra vida. Y es este un papel no valorado en toda su dimensión, de gran dificultad, que pocos tienen la capacidad, la paciencia y la vocación para acometer. La pregunta es ¿podríamos sobrevivir sin el profesorado?: claramente no, sería imposible. Entonces, ¿por qué tiramos piedras sobre nuestro propio tejado? Resulta del todo incomprensible.

El asunto es muy preocupante, bajo mi punto de vista, máxime cuándo el mismo informe de la OCDE destaca lo que algunos aún se empeñan en negar: los beneficios económicos y sociales de invertir en Educación (a mayor formación, más empleabilidad y salario). “Es necesario educar y formar ciudadanos bien preparados para encontrar empleo en este mundo globalizado”, concluye.

La educación es la mejor política social y económica, absolutamente necesaria para el país y la ciudadanía. Debemos recordarlo en estos duros momentos y discernir entre las prioridades sociales, para saber dónde NO hay que recortar. Quizá no sólo los profesores/as deban salir a la calle en protesta por esta ruina a la que nos están abocando también el conjunto de la sociedad debe poner pie en pared, porque a todos nos afecta directamente. La clase política, una vez más, no está a la altura de las necesidades de la ciudadanía. Quizá un poco de instrucción les vendría bien para saber lo que están poniendo en juego.